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miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ NOS MOLESTA EL SONIDO DE LA VUVUZELA?

La atronadora trompeta de plástico se ha convertido en el sello distintivo de los partidos del Mundial de fútbol 2010. Su sonido no deja indiferente a nadie, despertando odios y pasiones. Trevor Cox, presidente del Instituto de Acústica y de ingeniería acústica de la Universidad de Salforden Reino Unido, explica las claves para entender porqué nos molesta tanto el ruido que produce.

La vuvuzela es una especie de trompeta estridente que se toca sacando la lengua y exhalando en la boquilla al mismo tiempo. Según recoge la revista 'New Scientist', en un solo segundo los labios se mueven aproximadamente 235 veces, enviando el aire a través del tubo provocando una resonancia en la abertura cónica.
Una sola vuvuzela bien entonada recuerda al cuerno de caza, pero el sonido es mucho menos agradable cuando lo toca toda la afición futbolera al mismo tiempo, ya que el sonido se distorsiona y termina recordando más al barritar de un elefante.



Esto se produce porque los aficionados no exhalan el aire de forma constante, y los sonidos estridentes que resultan no tienen nada que ver con una trompeta o un elefante. El sonido de cientos de vuvuzelas al mismo tiempo produce el característico zumbido molesto que tanto está dando que hablar.




El alto volumen del instrumento puede explicarse por su forma cónica y acampanada. Mientras se toque a una frecuencia de 235 hercios, el instrumento genera sonidos armónicos. Igual que ocurre a 470, 700, 940, 1171, 1400 y 1630 hercios. La vuvuzela tiene un registro armónico más elevado, y a esa frecuencia acústica el ser humano presenta una sensibilidad mayor, que hace que perciba un ruido estridente y molesto.

Nuestro sistema auditivo funciona como un sistema de alarma preventivo: escuchamos cambios repentinos a nuestro alrededor que indican peligro, y sin embargo, ignoramos sonidos que no representan ninguna amenaza. Cuando el sonido es tan alto como el de la vuvuzela, resulta imposible habituarse sin que resulte irritante.
Especialmente en televisión y en radio, los técnicos deben regular el ruido de las gradas para poder escuchar la voz del comentarista, procurando conseguir un equilibrio, ya que si bajan en exceso el ruido de las gradas, se pierde el ambiente del partido.

Subido por Alberto de la Rúa