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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sonido de las uñas arañando la pizarra

Los humanos tenemos una serie de actos instintivos reflejos. La llamada "piel de gallina", los escalofríos en situaciones de terror, el erizamiento del vello de la nuca son ejemplos de esas conductas inconscientes.
¿Alguna vez os habéis preguntado por qué resulta tan desagradable el chirrido de las uñas arañando una pizarra? Es un sonido parecido a la tiza dura rayando una pizarra, o las puntas de un tenedor metálico rascando un plato de porcelana.
Se ha dado una explicación al suceso, aunque sea en el no muy prestigioso marco de los premios Ig Nobel. Los Ig nobel son una especie de antinóbel, y premian las investigaciones más imaginativas y estrambóticas. La entrega de los Ig Nobel la organiza anualmente la revista de humor científica "The Annals of Improbable Research" (Anales de la Investigación Improbable).
Uno de los premiados en el año 2006, Randolph Blake, hizo un encomiable estudio en el que obligó a diferentes sujetos a sufrir diversos ruidos infernales. El número uno para este investigador en el escalafón de los ruidos más desagradable fue un rastrillo de jardín arañando una pizarra, seguido del roce del metal con el metal y el de la espuma de poliestireno frotada sobre sí misma.



Uno podría pensar que la explicación es que cuanto más alto en el umbral de estridencia se encuentren estos sonidos, más desagradables serán. Pues no. Según Blake, estos sonidos se agrupan en la mitad de la gama de sonidos auditiva. La respuesta que da Blake es que estos sonidos se parecen mucho a los gritos agudos de las crías de chimpancés pidiendo ayuda. ¿Reflejo atávico? ¿Simple casualidad?
El estado actual de nuestros conocimientos sobre el cerebro impide, por el momento, saber si Blake es un digno merecedor del Ig Nobel. O si ha dado en el clavo y merece el Nobel auténtico, por lo menos.

Nota: El atavismo suele atribuirse a la expresión de un gen que habría quedado inactivo en algún momento de la historia filogenética de la especie. En términos mendelianos, el atavismo se ha explicado como resultado de la herencia de dos genes recesivos.

Subido por Alberto de la Rúa